ENTREVISTAS

Fuente: http://perueconomico.com/ediciones/4-2008-jan/articulos/66-victor-delfin





Entrevistas

Víctor Delfín

Edición de Enero 2008
“Yo nací bajo un signo especial porque nunca tuve complejos”
Víctor Delfín dice que va a morir feliz porque es la primera vez que los peruanos nos salimos con la nuestra al traer a Fujimori, y que eso vale más que haber hecho 100 goles en un mundial. Dice también que deberíamos dedicarnos a otro deporte en vez del fútbol, porque “si la pasión de tu vida no sirve para nada, el resto de pasiones para qué sirve”. Víctor Delfín, a sus 81 años, conversó con Perú Económico y configuró así esta semblanza de su experiencia de vida.  
Muchas personas admiten que el primer paisaje que vieron cuando eran niños llegó a ser parte de ellos, ¿en qué medida Lobitos y su mar han permanecido en usted y en sus obras?
Bueno, son situaciones que determinan incluso la conducta de uno y no se pueden obviar porque son parte de nuestra naturaleza. Yo siempre me remito a esa naturaleza para explicarme la razón de la creación. La naturaleza no es lineal; es tan pródiga que nos ayuda a desarrollar nuestras capacidades como seres humanos y nos permite tratar de descifrar el encanto, la maravilla de la vida. El paisaje tiene mucho que ver con nuestra forma de ser y conducta. Yo he vivido en Santiago, Puno, Ayacucho, no como turista, sino que he ido a vivir ahí. Cuando viví en Quito me decía “¿por qué no quiero vivir aquí?”, y era por la ausencia de mar, pues donde he ido, siempre he echado de menos el mar…. yo nací a 10 metros de la playa, en una casa diseñada con criterio de colonia minera inglesa. Uno ya nace ligado a su medio. Eso pasa con la creación; yo, por ejemplo, no puedo expresarme como un francés, un alemán o un ruso.
 
En sus obras con frecuencia aparecen animales, especialmente aves. ¿Esto se debe a sus vivencias con la naturaleza?
La vida es una necesidad de contradicciones. Mi padre fue un buen marido, no tuvo más que una esposa, y no tuvo hijos en otras familias; pero yo soy todo lo contrario y me pregunto por qué soy así. Lo mismo me pasa con la fantasía. Yo soy de la costa, pero vivo enamorado de la cultura precolombina que viene más del ande. Me encantan los tejidos puneños, la artesanía popular ayacuchana, cosas que no hay en Lobitos porque es un desierto. Yo fantaseaba con esto porque leía vorazmente desde pequeño. Felizmente la instrucción que daban en la compañía [petrolera donde trabajaba mi padre] era muy buena, los profesores eran contratados y venían de las mejores escuelas de Lima. En ese proceso de educación yo fantaseaba, y en esas fantasías aparecían las aves y todo ello. Pero también pudo ser que de niño viera a los pájaros y luego pensé que los imaginé. El contraste pudo hacer que permaneciera esa imagen. Pero si no los vi, entonces los inventé.
  ¿Qué le impresionó de Lima cuando llegó?
Para mí fue todo muy natural. Yo nací bajo un signo especial porque yo nunca tuve complejos. Que hay prejuicios en Lima, que hay racismo, yo me he dado cuenta muy tarde; yo he entrado a los círculos sociales con una facilidad increíble. Yo era amigo de Rosa Alarco, de Doris Gibson, de gente de otra clase social. Sin embargo, Doris me adoptó, hasta ahora, como si fuera parte de su familia. Bellas Artes era también un centro muy democrático, casi todos los estudiantes provenían de provincias: Humareda era de Puno; Ángel Chávez, de Trujillo; Vinatea Reinoso, de Arequipa. Era un crisol donde no había distinciones; además, iban curas, militares, y hasta prostitutas como modelos. Era un mundo diverso, pero las lecturas eran iguales y los muchachos leían. Mi formación cultural en sentido estético la adquirí en la Escuela de Bellas Artes.
  ¿A qué personajes recuerda?
A todos, pregúnteme por cualquiera, he tenido ese privilegio. No conocí a los que estaban en Europa, me hubiese gustado conocer a Vallejo, pero él muere casi cuando yo nazco. Pero he sido amigo de Arguedas, de Salazar Bondy, de Scorza, hemos bebido y cantado valses con ellos aquí en Lima, en Santiago o París. A Martín Adán lo ayudaba a veces cuando se pasaba de tragos y él era muy amable conmigo. Lima era un lugar en donde en la misma noche uno llegaba a diferentes ambientes, a los periodistas, actores de teatro, cada grupo tenía sus “guaridas”. Lima es una ciudad muy dividida ahora, muy fragmentada.
  Como toda ciudad que va creciendo ...
Claro, luego vino el cambio, el abandono de la ciudad misma, la gente de Miraflores y San Isidro se fue a vivir a las Casuarinas y quedó esto. Y la invadieron los provincianos en un dos por tres, y ellos no tienen la culpa, aunque debieran amar más el lugar donde nacieron. Debe ser terrible perder el lugar donde corrieron de niños. Pero Lima era el centro, aquí estaban los pensadores y poetas.
 
Y cuando llegó a Chile, ¿pudo conocer a algunos personajes de la cultura como lo hizo en Lima?
Conocí ahí a gente de teatro, escritores, en fin, he tenido buenos amigos. Y cuando llego a Chile también es en un momento muy interesante, cuando se producen las elecciones pre-Allende y había un movimiento político muy fuerte. Y yo como soy “metiche” entré a las manifestaciones a favor de Allende, salí a gritar y todo eso contra el tirano de turno. Mucha gente no entiende por qué mis relaciones con Chile son tan fuertes, que hasta el gobierno chileno me condecora.
Tengo una opinión que digo pero nunca me la publican, no sé por qué. No hay razón como para estar peleándonos como al comienzo de la historia. Por mí no deberían existir ejércitos, me parece la peor calamidad, algo que mantiene en vilo a los países, uno se compra un juguete, el otro quiere comprarse otro juguete, en fin. Apenas hay un poco de plata y a gastarlo en tonterías.
Hay que dejar la idea de la guerra con Chile. Chile podrá comprar las armas que quiera con el dinero que tiene, pero el Perú es una potencia cultural, estoy seguro de que todo el mundo lo va a cuidar cuando esté en peligro. Cuando la gente sensible del hemisferio se dé cuenta de que el Perú es una joya –porque tiene Machu Picchu, las líneas de Nasca, en fin–, entonces van a decir “nadie toca eso”. En cuanto a la economía, hay tantos intereses internacionales, tanto en Chile como en el Perú, que cuando se mueva una máquina de esas para hacer daño vendrán los “gringos” y dirán… “¡un momento!”.
 
Y esto de Allende, más la Marcha de los Cuatro Suyos, hay en usted un activismo político...
Frente a todo lo que sea injusto, a todo lo que me parezca que no es correcto voy a salir a la calle. Soy un contribuyente y que se gasten el dinero en helicópteros que se caen, en herramientas para la muerte, no es buena inversión. Al menos mientras haya niños que no tienen para comer o fonavistas a quienes no se les reconoce sus derechos. Ya estoy a punto de salir a la calle. Y esa es la obligación moral de los intelectuales, porque se supone que son los más indicados para entender una causa, porque tienen conocimiento, cultura, conocen las historias feas de su patria que no se deben repetir.
 
María Rostworowski, en una entrevista para Perú Económico, dijo que las elites son descastadas y culpables de la situación del Perú. ¿Usted cree lo mismo?
Más bien yo creo que la derecha en el Perú es la única organizada. Ellos van a defender sus intereses hasta la muerte. Porque la otra parte, las izquierdas, nunca se han preocupado por estructurarse, y no entienden que no puede haber país donde no haya buena discusión política. Aunque de hecho, va a llegar el momento en que van a coincidir, para salvar… lo que tienen que salvar todos.
 
Rostworowski dijo también que ahora ve a los jóvenes mucho más conscientes de la situación del país.
Pero sería el colmo que no lo fueran, los pobres han crecido con apagones, con secuestros, con desaparecidos en nombre de la seguridad, en fin.
 
Y viendo a estos jóvenes más conscientes, ¿usted es optimista en cuanto al futuro?
Yo pienso que sí. Lo que pasa es que los medios se encargan –la mayoría– de invalidar esta fuerza con la frivolidad, con la criollada, y todas esas idioteces.
 
Y esto de las migraciones internas, la regionalización, los procesos sociales en general, ¿cree usted que son un paso importante para integrarnos como país?
No tenemos otra salida. Pero no va a ser fácil. El Perú es como un costal que si se le saca el amarre sale el sinvergüenza, el acomplejado, el racista y el pendejo. Porque ser pendejo es ser más eficiente que ser cojudo.
 
¿El acomplejado es tan culpable como el racista?
Claro, porque si no tuviera complejos, se pararía en sus dos patas, como decía Doris Gibson, y hace rato que el Perú habría cambiado. Pero estamos acostumbrados a decir: sí, mi coronel; sí, mi comandante.
 
¿Y por qué cree que no se ha parado en sus dos patas?
Porque desde niños nos han convertido la escuela en un cuartel. Creen que el patriotismo es cantar el himno nacional. No quiero mencionar nombres pero casi todos los que han ido al cuartel de Chorrillos han ido a aprender a obedecer. Cuando yo era niño, mi padre, que era un obrero de una compañía petrolera, nos reunía a todos sus hijos un sábado como hoy, y formaba un gabinete. Al que estaba más arregladito le decía tú vas a ser ministro de relaciones exteriores, y tenía que ir al carpintero, al profesor para pedirle un libro, etcétera. A otro le encargaba ser ministro de obras públicas, y tenía que arreglar el jardín y todo eso. Y al más inteligente le encargaba ser el plenipotenciario. Todo ese lenguaje era mejor que aprender a marchar.
Si llegábamos con algo que no era nuestro, mi mamá nos mandaba devolverlo. Ahora un hijo llega con una bicicleta y el padre no pregunta, llega con un carro y el padre no pregunta, se compra una casa en la playa y el padre no pregunta. Luego, abre el periódico y se da cuenta que su hijo estafaba al banco.
Otra cosa es eso de mandar a los hijos apenas nacen al Kindergarten, que en realidad es un gran negocio. Los niños deberían jugar hasta que se cansen, que jueguen, que se peleen, sino serán seres pusilánimes sin saber dónde está la mentira, la verdad; dónde está la libertad y la vida, ya después se irán ajustando las clavijas.
 
Volviendo a lo personal, ¿quién fue el amor de su vida?
Yo vivo enamorado todo el tiempo, el amor no tiene edad, sino lean la obra de García Márquez El amor en los tiempos del cólera. El amor es una necesidad y un gran invento de la cultura grecorromana, grecocristiana. Antes la naturaleza se imponía, incluso se unían entre familias, sin normas. Luego alguien dijo esto no está bien, por algo será, porque nada viene sin razón. Los hijos saldrían enfermos, débiles, por falta de intercambio en la naturaleza. Entonces se inventó el matrimonio y luego el amor. Eso hace que la relación sea más bonita, más elaborada.
  Es una invención buena, entonces.
Es una gran invención, pero la naturaleza le juega papeles bien fuertes, porque ella no entra en ese juego, sino que impone el instinto. Shakespeare decía, un poco dorando la píldora: “fuerte como la muerte es el amor”. Si hubiese dicho “fuerte como la muerte es el sexo”, habría sido más exacto. Porque el amor, que es una hermosísima invención, sirve para mucho pero no es tan fuerte como la naturaleza.
 
¿Y se podría decir que el arte es más naturaleza que invención?
Pero por supuesto. Desde que el primer hombre en la tierra empieza a vérselas para solucionar sus problemas de comida está creando. Inventa el anzuelo, la lanza, y ahí empieza la creación, pero después va decorando la creación, eso se ve en los huacos precolombinos, por ejemplo. Por eso, para mí no hay diferencia entre arte y artesanía, porque gran parte de la artesanía es obra de arte. Es una diferencia inútil, defendida por quienes quieren darle un sentido trascendente y filosófico a sus obras.
 
¿Y cómo entendería la relación que estableció Freud entre amor y muerte?
Bueno, el viejo mito se cumple, cuando uno toma conciencia de la finitud de la vida, y lo digo con gran pena, uno se vuelve más sensual, uno no quisiera que la vida terminara y está más dispuesto a disfrutar de los placeres de la vida… porque ya tiene conciencia de que la película se va a acabar, la vida es también dolorosa por eso, se convierte en un drama para el ser humano.
 
Pero ese “final de la película” ¿también es parte de la vida universal, si bien ya no individual?
Hay que estar preparado para ello, lo que pasa es que ese capítulo de nuestra existencia, esa estación de nuestra existencia, tampoco se menciona en la escolaridad. Le tienen miedo y por eso se ha inventado a Dios, para mitigar el miedo. Yo no creo en eso porque hay gente buenísima que pasa las de Caín y gente perversa que las pasa muy bien. Eso del bien y el mal hay que revisarlo.
  ¿Hay algo de lo cual se arrepiente?
Bueno, hay tantas cosas, cientos de cosas que uno las va dejando porque la vida es tan apremiante. Yo tengo a mi patria por encima de todo, y pienso que 30 años atrás hubiese podido cambiar un poco la situación.
Para mí, la inteligencia es algo sencillo, puede que me equivoque, pero pienso que la inteligencia es colectiva, una especie de instinto, basta jalarla con un anzuelo; es parte de nuestro cosmos. Me explico, esa fuerza interior, que me permitió reunir a los jóvenes cuando salgo a las calles, es eso; muchos dijeron que yo los convoqué, en realidad ellos se convocaron solos. Después, en la Plaza San Martín, en vísperas de los Cuatros Suyos, estuve rodeado de miles de jóvenes, de alumnos de la Católica, de San Marcos, de todas partes. Era un trabajo de años por parte de ellos. Luego vinieron los líderes y dijeron que como yo era el único que no pertenecía a ningún partido político debía encabezar la marcha. Ahí estaban Gustavo Mohme, Javier Diez Canseco, Borea, los apristas, todos. Esos azares te van dando una energía que tú no tienes. De pronto me encuentro en la Plaza Francia con una bandera en una gran manifestación, y todos querían estar junto a mí, incluso el padre Gustavo Gutiérrez. De ahí ya no puedes parar, ya te metiste.
Si eso lo hubiese sabido hace 20 ó 30 años, ¡cuántas cosas pudiese haber hecho para mejorar el sistema democrático!
  ¿Usted le tiene miedo a la muerte?
Nada… el otro día tuve un sueño hermoso. Dormí pensando en la muerte, cómo va a ser, cómo se viene, de qué manera anuncia. Porque no viene de porrazo, uno va perdiendo la vista, se va olvidando las cosas, aparece cierto síntoma; también se van muriendo los amigos, que es una manera de decirnos a ti también te toca; ya no quieres más datos y usas los que tienes. Entonces uno se preocupa por los hijos chicos, si es que los tiene. Pero eso es también una pretensión humana, uno se cree imprescindible, pero los niños van a tener una comida, hay millares de personas con sensibilidad que harán las cosas hasta mejor que nosotros.
Hace cuatro días, les decía, tuve un sueño en el que estaba ante la muerte, y lo que vi fue una mujer hermosa que estaba desnuda y que por único traje llevaba cintas de seda, de colores… los vi claramente. Era una especie de heraldo que avisa lo que va a suceder. Ahí me quedo, nada más.


Por Benjamín Huamán de los Heros V.* y Serapio Cazana C.**   *Jefe de Redacción de Perú Económico ** Asistente de redacción de Perú Económico



















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Fuente: http://puntoiceberg.blogspot.com/2009/01/entrevista-vctor-delfn.html

JUEVES 22 DE ENERO DE 2009


ENTREVISTA A VÍCTOR DELFÍN

Polémico en sus respuestas, el artista plástico Víctor Delfín confronta sus verdades a instituciones y mercaderes del arte.


victor_delfin
¿Por qué los artistas han dejado de lado el arte popular ahora?
No hay artistas, habrá cuatro artistas en el Perú, el resto son pinta gatos, pinta monos, como decían Gauguin es bien fácil ser pintor lo difícil es ser artista, están llena las exposiciones de pintores pero artistas, carajo va uno a ver y copias de... el otro día fui a San Marcos, había una exposición de las artes visuales de los 70, entré a ver la exposición de mate burilado yo iba con una amiga, mira le dije ese que está ahí es de Pasarelli, ese es de... es decir todas eran copias de todo no había un original, para que mierda voy a perder mi tiempo viendo copias, me pasé de frente, no importa que se calienten conmigo pero ya es momento que tengo que decirle a los que me escuchan que basta ya de cojudeces.
Parece que hubiera una crisis en todo caso...
Hay una crisis moral, hay una crisis científica, hay una crisis de la escolaridad, hay una crisis de todo, el asunto es que hemos vivido durante veinte años como bárbaros y con dos pendejos que manejaban las cosas como les daba la gana y con una cantidad de milicos, asquerosos, ladrones, cochinos, que mataban para robar, que admiraban a Pinochet y aquí hay gente que todavía dice ¡que venga Pinochet! Pinochet lo que ha hecho es matar y robar, igual que cualquier milico, entonces como va a admirar uno a los ídolos del fútbol si te encuentras con un personaje que da vergüenza como Maradona, yo si tengo un hijo otra vez, le digo ni patees una pelota ¡carajo!, para que termines como ese cerdito, no, ese no es buen ejemplo
¿Cómo impulsar un arte que coadyuve a la formación de la nación peruana, porque estamos tan disgregados?
Lo primero que tienen que meterse a la cabeza nosotros los peruanos es una cosa, que no estamos en el aire, que estamos felizmente bajo cimientos muy sólidos que es una cantidad de expresiones culturales que además han sido distintas una cosa el arte de Piura, de Chulucanas, de Lambayeque de donde estamos aquí, de Chancay, de Paracas, son distintos pero tienen una unidad que la da la tierra el aire la atmósfera no sé qué pero la da igual en los Andes, y todo se ha desarrollado hasta que vino el cambio, no hay que requintar tampoco por los españoles porque los españoles son más mestizos que nosotros venían de ser invadidos por los árabes no era una etnia así limpia, ni pura, cuando hablan de mejorar razas, de qué mierda están hablando porque los españoles...lo mejor que tiene la cultura española, cada vez que reviso, son descendientes de todas las mezclas, la música, el concierto de Aranjuez por ejemplo es una mezcla de gitanería, de eso, Picasso que cosa es, parte de esa variedad de etnias.
Víctor Humareda hablaba de que el arte es un apostolado, ¿De qué manera los estudiantes que egresan de la escuela de bellas artes asumen este pensamiento?
Si los profesores son mediocres, los alumnos son más mediocres, salvo que haya mujeres, de modo que lo que yo espero de la escuela no son milagros, ahora no tengo ningún contacto con ellos de modo que no puedo hablar sino de los resultados.
Ha sido desplazada un poco la Escuela de bellas artes por Corriente Alterna, la Católica ¿qué es lo que está pasando?
No, eso también es otra vaina, no hay que ver las cosas así, cuando algo empieza a funcionar mal hay alguien que dice este es mi momento de aprovechar esta situación y esta bien que lo hagan, cuando no hay críticos aquí que escriben libros que saben defender su espacio, que defienden a sus artistas, que respetan a sus artistas aparecen extranjeros que nos sacan la mierda y nosotros lo aceptamos a donde nos vamos a quejar, la culpa la tenemos nosotros porque si hubiera un critico un comentarista de aquí que tenga la suficiente formación la suficiente inteligencia y el suficiente amor por su país, no permitiría toda esta vaina, pero no para que se agarre a trompadas sino con argumentos, pero entonces pues vienen los argentinos, los costarricenses, los franchutes y barren con todo ¿estamos preparados?
Maestro Delfín, usted en el 2001, en Quito, dio una conferencia sobre la Globalización y la resistencia, en la cual mencionó que Vargas Llosa en cualquier parte ya sea en Europa hace oír a los demás seres humanos las debilidades y abusos de los poderosos, ¿sigue pensando lo mismo de Vargas Llosa?
Mire, Vargas Llosa es un creador respetable, tiene todos sus defectos pero tuvo el coraje de meterse a la política y meterse a la política es doctorarse en el Perú, yo creo que lo mejor que he hecho en mi vida es salir a las calles, cuando tu sales a la calle y sientes el olor, el transpirar de los obreros de construcción, las lágrimas de los desaparecidos, te mimetizas con esto, entonces sales de allí dignificado, dignificado cuando caminas por las mugrientas calles de Lima que están llenas de cacas de perro, orines y todo eso, dignificado, porque conoces los que es tu gente, conoces el clamor de la gente que está reclamando algo que son tus hermanos, ni siquiera hablas de compatriotas, tus hermanos que están en la misma vaina y que además son muy solidarios, nunca he visto más solidaridad que en las calles, en los momentos difíciles, cuando a uno le tiran gases lacrimógenos aparece una mujer de la calle que ni tiene agua para lavarse y sale con su baldecito de agua a echarte en la cara para que no te quemen los ojos y ni tiene ni agua para preparar su té, entonces eso es solidaridad porque ven en uno que está luchando por ellos, automáticamente te conviertes en parte de ellos y cuando vienen los gases lacrimógenos y te quedas allí como un huevón que no sabes ni para donde caminar encuentras a diez obreros de construcción civil que están a tu alrededor protegiéndote para que la policía no te saque la mierda, están allí, no están de espectadores, están en el escenario, así que eso de no veas televisión, Delfín, te estás volviendo flojo, vas a dejar de crear, nunca he creado más ¡carajo! que en esa época, así que estoy feliz.
¿Cree usted que la posición neoliberal de Mario Vargas Llosa es una solución para el pueblo?
Yo no estoy en la cabeza de Vargas Llosa, así que pregúnteselo a él, yo lo tengo un respeto por su creatividad.
Pasando a otro tema, un teórico del arte contemporáneo, Arthur Danto planteaba que el arte ha llegado a su fin ya que no tiene continuidad histórica ni dirección...
Y quién dice esa tontería.
Es un norteamericano que se impresionó al ver unas fotos de Andy Wharol...
Eso es una cojudez, el arte es una necesidad, una enfermedad, ni siquiera un apostolado, yo dejo de comer a veces para estar pintando, dejo de ver una mujer linda porque me entusiasmo con la pintura, entonces es un enfermedad bien jodida, y lo he practicado desde muchacho; a veces no tenía para comprarme un par de zapatos en pleno invierno, con huecos, y que decía cuando tenga platita me voy a comprar un par de zapatos y lo primero que hacía yo era ir donde Monteverde y gastarme toda la plata y me iba con los zapatos rotos, así que no me vengan con cojudeces.
Habría una crisis en el arte, en todo caso...
La gente se asusta con la palabra crisis, es como un gallo que lo deja su enamorada y ya cree que el mundo se acabó, no aprende la lección, es una crisis que lo ha pasado por cojudo pues, que haga otro día las cosas bien y le va a ir mejor.
Esta propuesta sobre la crisis lo plantea un francés, Jean Baudrillard ¿habría una crisis en el arte contemporáneo?
Todo sigue un proceso, así como cuando uno es niño luego adolescente luego se vuelve maricón o machazo, en fin depende, son cambios, mutaciones, luego se casa, se divorcia, le pone los cuernos o uno se los pone, se enamora, son cambios y de cada cambio uno saca lo que puede, lo que es útil, entonces, hablar de que el arte abstracto era la muerte de la figuración es para cagarse de risa ahora, yo lo sentía que no era así, seguía haciendo cosas figurativas y he visto pasar el arte abstracto como lo más natural, pero no me iba a poner, porque estaba de moda, a pintar como los artistas abstractos porque yo no soy hombre de moda yo soy un hombre que existe a mí ninguna corriente me va a jalar así como si fuera un títere.
Esta crisis se manifiesta en ...
Hay crisis en determinadas... como fue la crisis del impresionismo, gracias a la crisis del impresionismo surge la energía de Picasso y crea el cubismo, la crisis del cubismo crea la aparición de la no-figuración con Jackson Pollock, la historia del arte nos va enseñando todo el derrotero pero no hay muerte en arte es la misma tontería que se dijo cuando apareció el cine que el teatro iba a desaparecer, absurdo, el teatro sigue perfectamente más robustecido que nunca, hay que ir a Nueva York para ver lo que es el teatro.
La aparición de nuevas tecnologías...
Te vas a asustar porque los chicos están haciendo videos, esa es otra onda, ese es el juguete nuevo que aparece y hay que sacarle la mierda, igual hicieron cuando apareció la página para tomar las primeras tomas en juguete, la cámara cinematográfica en juguete, no era más que un entretenimiento, pero la creación del hombre lo ha llevado a lo que es ahora, ayer he visto una película, carajo, que se llama Mar adentro, vayan a verla, pa su madre y es solo un juguete, Mar adentro y otras maravillas.
Gran parte de sus obras han reflejado las cosas que han pasado en el país, hay denuncia social por ejemplo la muerte de Soccos ¿se siente satisfecho con sus obras que ha ido creando?
Yo soy insatisfecho por excelencia, yo nunca estoy tranquilo, no todo lo hago igual, un día me gusta una mujer mañana otra, un día me voy a Nueva York otro día me canso de Nueva York me vengo a vivir acá, me voy a Quito me caso en Quito, yo no estoy quieto, soy una persona que vibra.
Hay siempre trabajos por terminar...
Proyectos que se van acumulando, montones de dibujos escribo, voy a publicar un libro de cuentos y otros textos ¿le parece bastante? Yo no estoy quieto, estoy vivo, lo único que puedo decir es que estoy vivo, la obra mía puede ser un disparate, una cojudez, no me importa, trabajo para estar vivo, para sentirme vivo yo, si alguien viene y me compra una vaina mejor, quiere decir que estoy más vivo, que tengo más aliciente para comprar material y todo.
A estas alturas de su vida ¿Cómo ve el futuro de la humanidad?,¿Con optimismo?, ¿Con pesimismo?
(risas)La vida es una maravilla lo que pasa es que la gente no se da cuenta, vive por las huevas, cada uno tiene que descubrir esa maravilla porque no hay receta, no existe receta así como para el arte no existe receta, para la vida no existe receta, yo no tengo ninguna receta a veces las cosas me salen por chiripa, el éxito aparece como una mujer hermosa sin que uno se de cuenta, carajo por qué esta mujer tan linda me hace cariño, soy tan feo y tan antipático y sin embargo me quiere igual es el éxito, soy jodido, soy un “conchesumadre” y el éxito me sonríe y hay otros que se persignan, son buenos padres y les va pésimo, a ver donde está la justicia divina ¿no es cierto?
Entonces con mucho optimismo...
¡Ah! No, si te vuelves pesimista y deprimido, te jodiste, no hay quien te salve, uno tiene que sacar las energías de uno mismo, uno está con su propio yo, con su propia naturaleza o yéndose a un carajo o salvándose.
Noto bastante fuerza y vitalidad en sus expresiones...
Que puede hacer uno cuando vive en un mundo tan imperfecto, donde todo es negación, es carencia, tiene uno que arreglárselas, crear una especie de energía particular para que no te vayas a la mierda, para que no te tomen el pelo, para que no se burlen de ti, para que no te saquen la lengua, es una cuestión de respeto a uno mismo y todas las defensas las tiene el ser humano que no sé de donde salen pero ahí están.
Pero detrás hay una visión muy científica porque el sentimiento dentro del desarrollo de las sociedades es el que nos marca el optimismo, sino nos pasaría lo que le pasó a Arguedas...
Bueno les ha pasado a muchos pero el drama personal es tan insondable, yo puedo hablar con tanto optimismo hoy día pero mañana me pego un tiro pues si me da la gana y va a decir usted, como en la película de Fellini, me va a decir, a ese hombre que le paso si hablaba con tanta energía, con tanta fuerza, y qué chucha le pasó que se pegó un tiro, abre usted el periódico, el maestro Delfín ha muertoDelfín ha muerto se pegó un tiro, usted va a empezar a preguntarse por qué, esa es la lección de la película de anoche, lo que vi anoche es eso, amor a la vida, un hombre que había viajado tanto, que había tenido chicas tan lindas, que era buen mozo, y de repente se queda hecho una mierda, ya no quiere vivir, no es digno vivir, él prefiere estar muerto y tiene una sólida convicción, de repente me pasa algo esta noche y mañana leen los periódicos el cholo delfín se murió y la vida sigue igualita, como si nada, sobre todo aquí, eso es lo lógico.
Para concluir, cuéntenos un poco la historia de esta casa.
La historia de la casa es que va a cumplir cien años, la compré hace cuarenta años y luego toda esta parte de abajo lo he construido llevado por mi instinto.
Usted ha diseñado esta vista al mar...
Bueno, yo he nacido junto al mar, yo he tenido apartamentos en Nueva York, mis hijos tienen apartamentos en Francia y me dicen vente para acá, si no tienen mar no me jodan, yo abro la ventana de mi dormitorio y entra la música del mar que es mucho mejor que la de Vivaldi, Mozart, es la naturaleza.

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Fuente: http://www.oei.org.co/sii/entrega3/art05.htm



Victor Delfín, la trayectoria de un artista
Víctor Delfín es, sin lugar a dudas, una de las figuras de la plástica peruana. A través de esta entrevista podemos acercarnos a observar parte de su trayectoria, caracterizada por dos apuestas, su país y la libertad. Su vida y su obra hablan de un gran entusiasmo por asimilar las culturas precolombinas, las artesanías populares y de un constante esfuerzo por generar opinión en torno a temas de educación y democracia.

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A la izquierda, el maestro Víctor Delfín en la exposición que realiza actualmente en la Sala de Exposiciones de la OEI, Bogotá, Colombia.

Por Claudia Bayona, Corresponsal del Servicio Informativo Iberoamericano de la OEI, Lima, Perú.
CB. ¿Cuándo empieza su carrera el maestro Delfín?
VD. Para empezar, el arte no es una carrera, carrera es la abogacía, la medicina, que se estudian en una universidad, pero de un artista difícilmente puede decirse que tiene una carrera artística, porque de nada sirve que gane en una Bienal, si en cinco o seis años aparece un artista con mucho más talento que, precisamente, hecha por tierra toda la propuesta. Fíjese usted cuántos ganadores de bienales ha habido en estos últimos treinta años, y ahora, ni se les menciona.
CB. Entonces, para ser más precisos, ¿en que momento usted reconoce su talento y empieza a cultivarlo?
VD. El arte es una pasión y esa pasión nace con uno, nace como ser sordo, como ser mudo, es algo que viene en los genes, qué sé yo porque, analizando un poco, digo que las taras se heredan, pero los talentos no. Los descendientes de Mozart o Picasso no tienen gran talento, al menos que sepa. Es una cosa bastante misteriosa de la naturaleza, un capricho, algo que se apodera de uno, y que, aunque uno quisiera no hacerlo, es tan fuerte esa pasión, que uno es capaz de sacrificar a su familia, a sus parientes, a su hogar.
CB. ¿Y en su caso?
VD. Bueno, yo nací con esa inclinación muy fuerte. Cuántas tentaciones ha habido en el camino para ejercer la pedagogía o para dirigir iniciativas en el sector público, pero siempre he rechazado eso porque más fuerte ha sido mi pasión por el arte con todas las implicancias, como no tener plata para comer, vivir a salto de mata, no tener para pagar la pensión de un cuarto, huyendo de madrugada con la maleta por no tener para pagar el alquiler. Esas cosas son parte de nuestra vida y yo sigo en ese mismo ritmo, no me interesa el dinero, no tengo cuenta bancaria.
CB. Respecto a su formación ¿qué puede contar?
VD. Yo tuve la suerte de ingresar a la Escuela de Bellas Artes en el mejor momento. Había dibujado desde muy chico, dibujaba mucho y tengo un hermano sordomudo y nos comunicábamos con imágenes, era muy divertido. Eso, tal vez me impulsó un poco y, además, mi padre estimulaba eso, me daba material, él era obrero, pero le gustaba esa cosa graciosa que hacía su hijo, esos monigotes. En el pueblo donde nací y me crié, en El Alto, en una compañía petrolera, me signaban como el artista, el dibujante. Cuando tenía 14 años, un profesor, Eduardo Jibaja, le dijo a mi padre -oye, este chico no debería hacer otra cosa, no habla más que de arte, dibuja todo el tiempo, lee de arte, por qué no lo pones en una escuela de arte-. Entonces, mi padre se sintió muy halagado de que uno de sus hijos iba a ser artista, todo lo contrario de la mayoría de la clase media que rechazaba esa posibilidad, rechazaba lo que ahora es una moda. Ingreso a la Escuela de Bellas Artes, donde me encuentro con un mundo de locos como yo, que tenían grandes talentos y ahí conjugamos ideas. Había becas que no eran de beneficencia, sino para quien rendía más, aprobé un examen y así fui becado durante 8 años.
CB. ¿De qué año habla, calculo que en la década del cuarenta?
VD. Eso fue en el 46. Yo llegué exactamente en enero de ese año e ingresé a Bellas Artes en abril. No me desprendí de la beca y trabajaba como un loco para no perderla. No era una gran beca, pero me permitía comer y pagar una habitación.
CB. Preguntarle por los éxitos le causa cierta molestia, pero, ¿en qué momento llegan?
VD. Ese asunto de la fama y todo eso no tiene nada que ver con esta pasión. Yo me acuerdo que me sentía bien en la Escuela, ganaba los concursos como todos mis colegas, que éramos 30 entre 300 ó 400 y llega el momento en que, estando en la Escuela, gano el premio nacional Ignacio Merino, el premio más alto que se daba en ese momento en pintura y era una suma fabulosa para aquella época que nos permitía a algunos irnos a Europa. En fin, yo me quedé, me quedé por el consejo del profesor Alejandro González, que me dijo que yo era una persona que tenía la capacidad para asimilar la cosa de las culturas precolombinas, de las artesanías populares, y como era mi maestro, la persona en la cual yo creí, le tenía mucho respecto, éramos grandes amigos, dije, este hombre tiene que tener alguna razón para decirme esto -si se va usted, me dijo, va a ser uno más de los pintores que hay allá, pero qué hay del arte que nace de este país, de esta cultura milenaria.
CB. ¿Es la decisión de quedarse en el Perú lo que le reporta el éxito?
VD. La realidad es que pasaron varios años. Como necesitaba ganar dinero, acepté la Dirección de la Escuela de Bellas Artes de Puno. Estuve allí un par de años y luego me mandaron a Ayacucho otra vez a asumir tareas administrativas. Eso me generó muchos conflictos, no podía pintar, me sentía muy mal hasta que me botaron del puesto y, felizmente, organicé una exposición, vendí unos cuadros y con ese dinero me fui a Chile y ahí vi que el mundo del arte es una cosa en la que si no te dedicas con manos y uñas no llegas a ninguna parte. Regresé al Perú con la firme convicción de dedicarme exclusivamente a esta tarea y empecé a trabajar fuerte, obsesionado como un loco, con muchas deudas, sin comer a veces, con familia que mantener. Y de pronto, como Lima es una ciudad de chismosos, se pasó la voz que Delfín estaba haciendo cosas interesantes. Yo tenía 35 años y empezaron a lloverme propuestas para exhibir en una galería, luego en otra, aunque yo nunca he pedido galerías.
CB. ¿A qué se refiere, no le gusta exponer?
VD. No, a mí me molesta esa cosa porque no hace más que crear conflictos y, además, los galeristas, en general, son muy desconsiderados, creen que ellos saben más que los artistas, se creen los dueños de la creación, te dicen -mejor sigue haciendo esto o aquello porque es lo que más se vende-, es increíble. Uno no pinta para vender, pinta por placer. Hay artistas que caen en la trampa y empiezan a hacer tal o cual cosa como receta, fabrican cuadros.
CB. ¿Tiene la misma opinión de la crítica?
VD. Por supuesto, imagínese a Rembrand preocupándose por lo que digan de él.
CB. Volviendo a los éxitos, su obra empieza a ser conocida a partir de los grandes retablos.
VD. Claro, en ese momento yo estaba haciendo escultura, fueron los primeros retablos y era novedoso para el medio, porque nunca se había explotado el arte popular, ni se había hecho como arte la caja de retablo de San Marcos, tan peculiar del departamento de Ayacucho, y tuvo un éxito increíble. Con ese dinero empecé a trabajar con bronce, con fierro e hice el Bestiario, que también conmocionó a Lima. Eran todas las bestias, animales tremendos, eróticos, fuertes, agresivos, y eso se vendió. Ahí empezaron las invitaciones, las bienales, el éxito ha salido como una madeja que el azar dispuso. Hay gente que tal vez se decide con mayor profundidad que yo y no tiene la suerte. Yo atribuyo mi éxito al azar, que juega un papel muy importante en nuestra vida.
CB. Gran parte de su trabajo se caracteriza por la crítica y la protesta ¿esto a que obedece?
VD. Bueno, vivimos en un país muy conflictivo, si viviera en Suiza o en Suecia, donde las cosas están más o menos arregladas, sería ridículo hacer una cosa así, pero aquí siempre se tiene la idea de una posible democracia, la idea de una posible vida civil, pero siempre están los militares detrás del proceso y todos sabemos esto qué significa. Es como un árbol que quiere crecer pero hay una fuerza poderosa que se lo impide. Ahí, a uno le dan ganas de protestar. Es el clima ideal para protestar. La obra de todo artista que se involucra en los problemas de su país no es más que eso. La frivolidad nunca ha sido mi fuerte y, curiosamente, hace 30 años que no expongo en el Perú y soy uno de los artistas más conocidos.
CB. ¿Y cómo hace actualmente el que no está en vitrina?, ¿como que difícilmente logra vender inclusive en cualquier actividad?, finalmente, usted vive del arte.
VD. Bueno, la gente me conoce y me pide obra, no necesito de las galerías. Yo voy a las muestras colectivas más humildes, donde están los estudiantes. Yo estoy con los marginados. En los pueblos, cuando son artistas que recién comienzan, ahí me gusta estar, ahí voy encantado de la vida. Pero cuando me dicen que voy a exponer aquí, allá, que vas a ir a Estados Unidos, a París...
CB. Pasando al proceso de creación ¿la inspiración nace de una idea, un poema, una situación, en fin, qué marca este proceso?
VD. Todo es motivación. Los animalitos haciendo el amor producen un efecto extraordinario que invitan a graficarlo; la sonrisa de una mujer invita a hacer un cuadro; la página de una atrocidad cometida por los uniformados produce un grabado de protesta. Una flor, un colibrí producen una joya. Sólo hay que estar atento, con las antenas limpias para percibir y uno está siempre en esas.
CB. Y sus antenas ¿siempre están percibiendo animales, hay como una atracción especial por ellos?
VD. Por supuesto, los animales me llaman a un juego, me encantan, sobre todo las aves. Si yo tengo que hacer un retrato suyo, tengo que dibujarla bien, hacerle los ojos donde están porque no soy Picasso, pintarle el tono, la atmósfera que usted irradia, el espíritu, pero cuando pinto un pájaro, puede tener un ala más, un color más, puede ser de cabeza más pequeña y un cuerpo inmenso, de unas alas descomunales, no hay medida, hay libertad.
CB. ¿Esa libertad también se expresa en los materiales, tamaños y formatos.? ¿Usted utiliza piedras, maderas, metales, cualquier tipo de soporte?
VD. Si existe alguna receta, yo diría que todo se puede utilizar. No hay material noble ni material malo. Por ejemplo, en la tapa de un inodoro puedo hacer algo, le pongo un par de cosas, pinto en su superficie y ya está. Yo no creo que esto sea obra de arte, en absoluto. Pienso que son experimentos. Hay que dejarse apoderar de ese demonio que es la creación y estar siempre en eso. Las piedras, por ejemplo, las encuentro en el acantilado, las recojo y hago de todo, racimos de uvas, después armo un bodegón, una naturaleza muerta. Las maderas que están tiradas también las recojo, me sugieren algo, desde niño he sido así, mi imaginación jugaba con las cosas y eso no lo he perdido.
CB. A pesar de esa gran dosis de imaginación su obra es bastante realista.
VD. Claro, no nos podemos sustraer de la realidad, la realidad pesa sobre nosotros de una manera muy fuerte, por ejemplo, la lluvia que está cayendo últimamente en Lima nos crea una manera de pensar y de vivir distinta. Ya no somos los de ayer, ahora estamos permanentemente pensando en cuánta gente se quedará sin techo. La mentalidad empieza a agudizarse para resolver este problema y la vida no es más que eso, resolver problemas todos los días.
CB. ¿De qué manera piensa usted que contribuye a resolver problemas?
VD. El arte es una manera de manifestar una intención; yo no creo que podamos cambiar el mundo, ni que la voluntad de un hombre pueda hacerlo, pero si podemos tener la gran ilusión del cambio. Esa gran ilusión tenemos que llevarla adentro y hacer que se haga carne y expresarla, transmitirla y contarla. Que se generalice, que tome cuerpo, que se haga una especie de conciencia. Yo creo que esa es la búsqueda más maravillosa.
CB. ¿Su esfuerzo va más allá de la obra de arte? ¿hace algo más que plasmarla en un cuadro o una escultura?
VD. Bueno, yo converso mucho con los artistas que se inician; converso mucho con los artistas de provincia; también tengo la satisfacción de tener un auditorio juvenil que me escucha, que viene a mi casa y con quienes comparto inquietudes de todo tipo. A mí me interesa que haya una reacción frente a lo que ocurre en el país, y los estudiantes de diversas universidades me dan la oportunidad de ser escuchado, y los congresistas me mandan sus informes sobre educación, y yo convoco a los alumnos. Soy como una especie de puente, y eso me parece que es para lo que debe servir el prestigio, la fama y esa tontería, no para usarla en los salones o para pasearse, esa es una inmadurez.
CB. Finalmente maestro ¿qué está haciendo actualmente?
VD. Bueno, ayer he entregado una escultura enorme de dos cóndores para una plazuela que se llama así. También estoy pintando, estoy arreglando una verja, todo a la vez. Mire, yo no puedo dejar quietas mis manos ni quieto mi cerebro, a veces, parece que va a estallar, yo le digo a mi mujer -parece que va a salir humo de mi cabeza-, tengo una idea, y hasta que no la empiezo a concretar, no estoy feliz. Ella tiene una gran paciencia y me consigue el material, y ella goza también de eso, de esa manera participa de la creatividad.
CB. ¿Contribuye a mantener la creatividad el hecho de vivir frente al mar?
VD. Bueno, el mar es una constante, yo nací frente al mar y uno no hace más que repetirse. Yo me siento un chico, un chico suertudo, vivo frente al mar, me gustan los mariscos, me gusta ese olor que tiene el mar, me gusta ver las olas. Todas las mañanas me levanto a las cinco de la mañana cuando no hay nadie más que el rumor de las olas, qué maravilla, ¿qué más puedo pedir?, ya con eso está justificado todo, ya lo otro es faena y hay que hacerlo porque uno está acosado por una cantidad de exigencias, pero la mejor terapia es el arte, uno se pone a hacer sus cosas y se olvida de la miseria humana. OEI.